"...Las escribo viéndolas florecer, tocadas por la intensidad o desnudez de la altura; las oigo sonar en el silencio virgen de la expansión. Y son música, como afirma el gramático. Cada vez que escribo una, siento el latido del objeto encerrado por los signos. Las oigo vivir. Las palabras sacan a las cosas del olvido y las ponen en el tiempo; sin ellas, desaparecerían. Los cóndores, por ejemplo, caerían en mitad de su vuelo. Por eso cada vez que escucho el aleteo con que estas grandes aves se lanzan al espacio, digo cuidadosamente¨ Cóndor ¨, de modo que suenen bien todas sus letras, para que la palabra, además de las alas, ayude a sostenerlo. Los pájaros de abajo, cuando arrastrados por el viento traspasan sus límites y penetran en las grandes alturas, dejan de cantar;es decir, pierden sus palabras. Sin ellas ya no son aves; se convierten en trapos sucios en el vendaval. Y es una pena verlos rodar en los caprichos del viento, caer entre las rocas donde los devoran las hambrientas hormigas de la montaña.¨ Pájaro, Pájaro ¨, les grito viéndolos caer. Pero ya han dejado de serlo: la palabra ha huido de ellos. Y se entregan silenciosos, todavía vivos, al festín de las hormigas..."
Daniel Moyano
Argentina 1930 - 1992
fragmento de la novela "Tres golpes de timbal"-1989