acuarela/digital
El pájaro azul se sentó en el hombro y dijo -mirá el horizonte,
ahora que estás ciega míralo con el destello de tu pupila inerte.
Y yo miré para ver nada, enamorada de ese vacío.
El pájaro azul batía sus alas, luchaba con el aire y sus plumas.
-Mirá el viento, decía el pájaro tartamudo,
las hojas le enseñan a volar, él, por sí solo, no existe.
Y yo miré para ver nada: arabescos blancos que se pintaban en el cielo.
El pájaro azul, pájaro tartamudo, tragaba su propio veneno
y le decía mentiras a la ciega.
El pájaro azul se sentó en el hombro y dijo -mirá el horizonte,
ahora que estás ciega míralo con el destello de tu pupila inerte.
Y yo miré para ver nada, enamorada de ese vacío.
El pájaro azul batía sus alas, luchaba con el aire y sus plumas.
-Mirá el viento, decía el pájaro tartamudo,
las hojas le enseñan a volar, él, por sí solo, no existe.
Y yo miré para ver nada: arabescos blancos que se pintaban en el cielo.
El pájaro azul, pájaro tartamudo, tragaba su propio veneno
y le decía mentiras a la ciega.
muy lindo Ana!
ResponderEliminargraciassss Guálter!
ResponderEliminarun saludo :)
Vuela...
ResponderEliminarMe gustó.
Besos.
Pájaros como este o son pajarracos o pájaros de mal agüero o quizás pajaritos que no saben volar si no es en contradanza. Donde yo vivo solo existe un pájaro de plumas color azul. Las demás son aves negras, amarillas o encrestadas. La que más me fascina siempre es la lechuza; quién sabe si por sus silencios o sus voces o ese vuelo en círculos concéntricos con el cual corteja muy agallegadamente a la lechuza hembra. Cuando en mitad de ese cortejo rompen su silencio, el sonido imita perfectamente el llanto de un bebé recién nacido muerto de hambre o de maternidad.
ResponderEliminarNo sé si dejar migas de pan que seguir después para alcanzarte nuevamente. De tanto pájaro no dejarán ni una sola por el suelo a picotazos.
Por si no volviésemos a leernos, te saludo.
Miguel.
bienvenido Miguel...de las lechuzas conozco poco y nada, me fascinan los pájaros, sus cantos.
ResponderEliminarParticularmente el canto de uno, el "tordo renegrido" o mirlo, también el tero, con su canto, me trae recuerdos de mi infancia en el campo.
Deberás dejar las migas de pan por algún sendero "semi" oculto para que los pájaros no las picoteen?
Un saludo
Soy un tragaldabas, Ana. Antes del primer picotazo del pajarito más hambriento ya me las habría comido yo todas. En Galicia nos educan desde la placenta en el arte del buen comer pero también en el de mejor despreciar la posibilidad del hambre. Nos lo comemos todo, y cuando ya no quede nada nos comeremos entre nosotros como en un Big Crunch alimentario.
ResponderEliminarTe "salvás" por bonaerense.
Buscaré el semimodo de volver a leerte. No lo dudes, pajarita.