"...Es importantísimo recuperar ese tiempo, el ritmo en el que podamos mirar lo que nos rodea y recuperar aquello que cerca de las montañas aun sucede: un andar lento que nos deje ver el paisaje para que después esperemos al poeta. Reconocerse lento es dejar que anden las preguntas, la fragilidades, es permitir que los ojos de un niño se cubran como la noche en cada historia para que el hombre acompañe al niño en busca de palabras que le digan algo de él y de su mundo, es la oralidad la que permite la poesía, como un acto benévolo para encontrarse, para construirse, es el nacimiento de la imaginación, jugando a apropiarse del mundo, un acto que consolida la continuidad que perdimos..."
Gabriel Pacheco
fragmento de Un niño y un poeta
en Rinoceronte
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